El regalo para mi papá

Mi padre murió hace veintitrés años. Pero el regalo más importante del Día de los Padres se lo hice ayer. Pipo debe de estar dando saltos de alegría en el cielo. Cuando yo era pequeño, siempre me desvivía por regalarle algo a mi viejo, por el Día de los Padres. En aquellos tiempos, como ahora, en Cuba no había mucho que regalar. Eran los años setenta. Un agua de colonia, un cinto, o un pañuelo, eran el obsequio máximo que yo podía darle. Mi madre y mi padre estaban divorciados, pero mima y mi hermano mayor, siempre me preparaban un regalito para pipo.

Cuando llegaba el tercer domingo de junio, yo le llevaba mi presente. Mi papá sonreía, me ponía la mano en la cabeza, me alborotaba el pelo y me daba las gracias. “¿Te gustó el regalo, pipo?”, le preguntaba yo, orgulloso. Él sonreía y me decía que sí. “Me encantó, hijo”, musitaba. Después, como si estuviera fertilizando la semilla de una idea que germinaría años más tarde, solía agregar: “Pero recuerda, el mejor regalo que me puedes hacer, incluso cuando yo no esté, es que siempre seas un hombre bueno, honrado y solidario”. Y mientras pipo repetía aquella letanía que ya yo me sabía de memoria, mi mente de niño divagaba. En aquel momento yo hacía una especie de gimnasia mental, y me pregunta a mí mismo, cómo podría meter en una cajita de regalo algo “bueno, honrado y solidario”.

Ayer ese sueño se hizo realidad. Logramos conseguir otro de los elementos esenciales para facilitar la cirugía de los ocho niños cubanos que esperan por trasplantes hepáticos. Ya habíamos obtenido el Custodiol pero, como explicamos con anterioridad, ese era solo uno de los varios elementos necesarios para estas cirugías especializadas. No voy a revelar el nombre del insumo médico ni hablaré de los mil malabares que tuvimos que hacer para adquirirlo. «¿Para Cuba? Tú estás loco, me puedo meter en problemas”, me dijo un amigo médico. Otras empresas me explicaron que es necesaria una licencia especial para enviar este y otros insumos médicos a Cuba. En resumen, el gobierno de los Estados Unidos se arroga la facultad de aprobar o negar una licencia para la vida de niños cubanos. ¡Y yo que creía que solo Dios era quien daba o quitaba la vida!

¡Pero lo conseguimos! La batalla para obtener este producto nos ratificó, y nos hizo sentir en carne propia el cerco económico que pesa sobre el pueblo cubano y que impide o dificulta la adquisición de medicamentos para salvar vidas. Nadie lo dude; el bloqueo mata. La guerra económica contra Cuba asfixia a la familia cubana. Uno puede meter la cabeza en la arena o mirar para otro lado, pero la realidad es que aquí se está cometiendo un crimen de lesa humanidad contra once millones de cubanos.

Ayer recibí las cajitas salvadoras. Ya tenemos, listo para enviar a Cuba, el obsequio que soñé de niño. Es un regalo de los emigrados cubanos, cargado de solidaridad, bondad y humanismo. Yo, en este Día de los Padres pienso en mi viejo, lo imagino orgulloso allá arriba y le pregunto una vez más: «¿Te gustó el regalo, pipo?»

Carlos Lazo
19 de junio de 2022

¡Feliz Dia de los Padres! #PuentesDeAmor#JuntosXCuba#EliminaElBloqueo

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