
La Habana, 14 jul (Prensa Latina) Sin mascarillas casi todos, muchos vacunados con hasta cinco dosis de anti-Covid-19, pero hasta hoy el fin de la pandemia aún está lejos y más ahora, cuando el Ómicron subvariante BA. 5 vuelve a encender las alarmas.
Esta nueva modificación del virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad que tiene al planeta en vilo desde hace más de dos años; y la variante estrechamente relacionada BA.4, ya ha generado un aumento global de casos: 30 por ciento más solo en las últimas dos semanas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las dos subvariantes muestran una capacidad preocupante de reinfectar a personas que ya han sido vacunadas o que se han recuperado de la enfermedad, señaló recientemente el director general de esa organización, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Por quinta semana consecutiva se reporta un aumento significativo de casos de Covid-19 y solo en los últimos siete días se reportaron 5.7 millones de nuevos casos confirmados, un incremento de seis por ciento.
Según la OMS, los picos más grandes ocurren en el Pacífico Occidental y el Medio Oriente. Las muertes aumentaron un 78 por ciento en el Medio Oriente y un 23 por ciento en el sudeste asiático, mientras que cayeron o permanecieron estables en otros lugares.
En una entrevista con CNN, Eric Topol, profesor de medicina molecular en el Instituto de Investigación Scripps de Estados Unidos, calificó a la variante BA.5 como “la peor versión del virus que jamás se haya visto”.
“BA.5 puede evadir fácilmente la inmunidad de infecciones y vacunas anteriores, lo que aumenta el riesgo de reinfección; aunque la variante no parece causar una enfermedad más grave, sí esperamos ver una escalada en las hospitalizaciones, como ha ocurrido en Europa y en otros lugares donde la variante se ha vuelto más fuerte”, dijo.
También señaló que algo bueno es que no parece estar acompañado de mayores ingresos a unidades de cuidados intensivos, ni de más muertes; pero «definitivamente es preocupante».
En cuanto a los fallecidos, la OMS indicó en su más reciente informe sobre el Covid-19 que las cifras se mantienen relativamente estables y en la última semana hubo 9.800 muertos, número similar al de la semana anterior.
BA.5 se ha convertido en la cepa dominante en los Estados Unidos, donde representa el 65 por ciento de las nuevas infecciones, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Mientras que, en Europa, tanto BA.5 como BA.4 causaron un aumento de alrededor del 25 por ciento de los casos nuevos.
Ante esta situación, Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, señaló que en realidad esta cifra podría ser mayor, dado el “casi colapso en las pruebas de detección”.
Un artículo reciente en el sitio de la plataforma de preimpresión de Research Square indicó que el resultado final de BA.5 es su capacidad para infectar a millones de personas con inmunidad natural o adquirida.
“Con cada episodio de reinfección, el riesgo de presentar síntomas más severos es mayor, algo que va en contra de la creencia popular de que si uno se contagia más veces, está desarrollando una mayor inmunidad”, explica el texto.
La investigación, realizada en Estados Unidos, comparó los registros médicos electrónicos de más de 250.000 personas que dieron positivo por covid-19 una vez, con casi 39.000 que reportaron dos o más infecciones.
Ambos grupos fueron comparados con un grupo control, integrado por más de 5,3 millones de personas sin padecer la enfermedad y de las casi 39 mil que tuvieron una reinfección; 36.000 lo experimentaron por segunda vez, aproximadamente 2.200 por tercera vez y 246 por cuarta vez.
El resultado fue ese; En comparación con las personas que no tenían covid-19, aquellas con reinfecciones tenían el doble de riesgo de morir y el triple de riesgo de ser hospitalizadas dentro de los seis meses posteriores a su última infección.
Después de cada reinfección también se observaron problemas pulmonares y cardíacos, fatiga, trastornos digestivos y renales, diabetes y afecciones neurológicas, síntomas que podían durar al menos seis meses.
En medio de este panorama, Adhanom Ghebreyesus dijo que la vigilancia global contra el Covid-19 se ha reducido significativamente, incluidas las pruebas y la secuenciación; Esto hace que sea cada vez más difícil evaluar el impacto de las variantes de transmisión, las características de la enfermedad y la eficacia de las medidas de mitigación.
“Nuevas oleadas del virus muestran una vez más que la pandemia no ha terminado”, dijo.
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