
Por José Luis Fariñas
Terreno violeta,
en el fondo un muro con álamos
rectos y un cielo muy azul.
Vincent Van Gogh
Recordando una lección de Pisarro,
Van Gogh insiste:
“Hay que exagerar los colores”
a ciertas horas,
a ciertas alturas del dia o de la noche,
a cierta edad del horror y de la gracia,
a cierta distancia de casi cualquier cosa.
Hay incluso que insistir en ello
cuando se trate de hablar del amarillo-indio
que creíamos haber visto en el centro
de nuestros remotos corazones.
De lo contrario nadie verá sino retazos de madera,
cenizas y, en el mejor de los casos,
un apretón de manos.