
En esta época del año en que probamos nuevas técnicas para preparar platillos especiales, salen a la luz términos culinarios que pueden llegar a confundirnos. A mí me ocurrió con “marinar”, “macerar” y “maridar”, creyendo que era lo mismo.
Hace poco descubrí que, aunque estos términos culinarios suenan muy parecidos, son algo completamente distintos.

¿Qué es maridar?
El maridaje es el proceso de combinar alimentos con un vino que se ajuste a las características organolépticas del alimento para potenciar sus matices.
El objetivo de maridar es ofrecer al paladar sensaciones agradables que inviten a disfrutar de una comida acompañándola con un buen vino.
Un buen maridaje va más allá de la fórmula de acompañar carnes con vino tinto y pescados con vino blanco: las variedades de uvas han hecho que el proceso de maridar sea más rico y complejo.

¿Qué es marinar?
El marinado es poner en remojo en un líquido aromático y condimentado durante un tiempo determinado un alimento para que esté más tierno para la cocción.
También tiene el objetivo de aromatizar antes de la cocción.
Es importante no marinar más de 24 horas y hacerlo dentro del refrigerador.

¿Qué es macerar?
El macerado, al igual que el marinado, es remojar durante un tiempo determinado alimentos crudos, secos o confitados, hierba, y especias en un líquido que puede ser un licor, vino, o un jarabe, con el fin de conservarlos o para que se impregnen del perfume del líquido.
Normalmente, la maceración se hace con frutas para hacer mermeladas, dejándolas reposar por horas en el azúcar que posteriormente se cocerán.