Félix Edmundo Díaz* @feddefe1917
No pocas veces, algunos compatriotas se escudan en la supuesta difícil prosa de Martí para solo deleitarse de sus haceres como poeta, sin percatarse, quizá, que la misma prosa está cargada de poesía, patriotismo, respeto y entrega a la causa de Cuba y de todos los buenos hombres.
Por estos días se cumplieron 115 años de la publicación, en Patria, del trabajo de carácter programático “El tercer año del Partido Revolucionario Cubano. El alma de la Revolución, y el deber de Cuba en América”, material del que extraje, por su vigencia, estas ideas que les comparto.
Sabido es que Martí funda el Partido Revolucionario Cubano con el objetivo de organizar y dirigir la que llamó Guerra Necesaria, mas, en todo momento, preveía su servicio en la paz, motivo de su constante llamado a la unidad de todos los cubanos.
“A su pueblo se ha de ajustar todo partido público, y no es la política más, o no ha de ser, que el arte de guiar con sacrificio propio, los factores diversos u opuestos de un país de modo que, sin indebido favor a la impaciencia de los unos ni negación culpable de la necesidad del orden en las sociedades – solo seguro con la abundancia del derecho – vivan sin choque, y en libertad de aspirar o de resistir, en la paz continua del derecho reconocido, los elementos varios que en la patria tienen título igual a la representación y la felicidad”.
Siempre pensando en Nuestra América, y alertando sobre los débiles y los traidores, o, como hoy diría Abel Prieto, “los misioneros de la restauración capitalista en Cuba”, Martí señalaría: “El peligro de nuestra sociedad estaría en conceder demasiado al empedernido espíritu colonial, que quedará hoceando en las raíces mismas de la república, como si el gobierno de la patria fuese propiedad natural de los que menos sacrifican por servirla, y más cerca están de ofrecerla al extranjero, de comprometer con la entrega de Cuba a un interés hostil y desdeñoso, la independencia de las naciones americanas”.
Su patriotismo y respeto por los que dieron su vida por la causa de la Revolución fue proverbial… “Del alma cubana arranca, decisivo, el deseo puro de entrar en una vida justa, y de trabajo útil, sobre la tierra saneada con sus muertos, amparada por las sombras de sus héroes, regada con los caudales de sus llantos”.
Siempre nos hemos enorgullecido del espíritu inclaudicable de Maceo y Fidel, de las continuas advertencias de estos y de Raúl, y de Díaz-Canel a los enemigos de Cuba, en cuanto, a la irrenunciable convicción de no negociar nuestros principios por nada ni por nadie, y sobre ello, Martí escribiría: “Si desde la sombra entrase en ligas, con los humildes o con los soberbios, sería criminal la Revolución, e indigna de que muriésemos por ella”.
Ese fue el Partido que nos legó, la Revolución que nos legó y las ideas que sembró Martí en nosotros, mantenerlas vivas no es un derecho, sino una obligación con la Historia.
Y por todo ello, Fidel aseguraría: “El día en que cayó, el 19 de mayo de 1895, Martí se inmolaba por el derecho a la vida de todos los habitantes del planeta”.
*Editor de La Mala Palabra.